En su primera exposición individual en Encarte, Beatriz Sokol presenta Sucia, un proyecto iniciado en 2018 que explora la sexualidad a través de sus experiencias y recuerdos personales. Lejos de ser fantasioso, su enfoque nos adentra en una realidad desfigurada, entrecruzada por el deseo y lo privado, por lo desconocido y lo público. Las fotografías en exhibición muestran una teatralidad deliberada y fragmentada; una puesta en escena que invita a interpretarse desde nuestro propio contexto y no únicamente desde la perspectiva de la artista. Sokol busca no solo mostrar cómo percibe su entorno, sino también explorar los cruces entre la persona y la identidad, entre el pretexto y la culpa.

Aquí se hace visible la incomodidad de hablar sobre la sexualidad: sugiere las repercusiones de un discurso universal tejido con reglas, restricciones, secretos y estructuras difíciles de seguir, que a menudo nos confunden y reprimen. Es un reflejo de la violencia sutil, teñida de rosa, que se ha naturalizado en los discursos impuestos por la sociedad durante décadas. Sucia se convierte en un diario que recorre las etapas de vida de una niña, una adolescente y una mujer adulta. Es una contestación a lo erradamente convencional, una revuelta que amplía las posibilidades de reordenar el caos y reformar los sobresaltos. Sucia se entrelaza y toma forma en las complejidades e incógnitas, enfrentándolas desde la enunciación para moldear un recuerdo y configurar nuevos panoramas.

— Nico Barraza